Conforme la crisis sigue demostrando que está aquí para quedarse y que no es sino un nuevo entorno que hay que asumir, muchos jóvenes deciden auto emplearse, o emprender, que viene a ser lo mismo. Unos tendrán un autoempleo, otros una pequeña empresa, y alguno logrará montar una gran empresa. Pero lo que está claro es que la salida del paro del 50% entre los jóvenes pasa por el autoempleo. Más freelancers, sí. Es lo que hay. Por eso quiero compartir uno de los mayores errores (pero no el único) que cometí con mi primera empresa, entre 2005 y 2009: una política de establecimiento de precios bastante estúpida. Se basaba en 2 ideas que, por lo que luego he visto, piensan también otros muchos jóvenes españoles que quieren buscarse la vida por su cuenta: Si cobro mucho, aunque sea lo que cuesta, perderé al cliente. Si cobro demasiado, al cliente le saldrá más rentable contratar a un empleado. Estas ideas, como podréis imaginar, te condenan irremediablemente a la miseria empresarial. Eran tiempos de vacas gordas, y ganábamos mucho dinero, y no nos dábamos cuenta de que, con este planteamiento, estábamos dejando de ganar muchísimo más dinero, que habríamos podido invertir en más fuerza comercial, más plantilla y en definitiva, más crecimiento. En lugar de eso, vivíamos bien y no nos preocupaba que la empresa no creciera. Cuando el mundo descubrió que las vacas no eran tan gordas como se creía, nosotros fuimos de los primeros que tuvieron que echar el…