Ya he leído en varios sitios diferentes que la profesión del Community Manager «no tiene horarios», y que se trabaja «las 24 horas del día» (la última, el domingo pasado en El País). Aunque es cierto que la Web 2.0 no se para, que Facebook no cierra a las 2AM y que en dos horas puede montarse un buen fuego en tu página de fans, si eres el Community Manager de tu empresa tu trabajo no es estar 24 horas pendiente de tu smartphone o tableta, esperando a ver quién sube un comentario negativo, una foto comprometida o un vídeo contra tu marca. La razón fundamental es que la legislación española reduce la jornada laboral a 8h diarias de trabajo. 🙂 Motivo suficiente, ¿no? Por otra parte (y bajando al mundo real), ¿seguro que a tu jefe le parece bien que un sábado a las 3 de la mañana y con un par de copitas en el cuerpo te enfrentes a un grupo de usuarios enfadados en nombre de tu empresa? Pero si la red está activa 24h al día y yo sólo trabajo 8, ¿cómo puedo realizar correctamente mi trabajo de Community Management? Objetivos y necesidades Hazte una pregunta, antes de nada. ¿Cuáles son los objetivos de tu comunidad, y, en función de ellos, cuáles son sus necesidades? ¿Necesita tu marca atención las 24 horas (en función del número de sus miembros, la notoriedad de la marca o los compromisos de la marca con respecto a la comunidad)? Si es…
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Leo en 20minutos.es que 1 de cada 4 euros que gasta el Estado lo emplea para pagar salarios. ¡Más faltaría! Que le pregunten a cualquier empresario a qué dedica más presupuesto cada año; los costes laborales son de sabido los más altos que afronta prácticamente cualquier empresa. El problema que tiene el Estado puede que sea un exceso de funcionarios, pero nunca lo sabremos, porque ¿quién se atrevería a recortar ley-mediante un 10%, 20% o 25% de los empleados públicos? ¡Y a ver si el Estado no se hunde! Lo que sí podemos deducir es que la productividad de los funcionarios es muy, muy, muy baja. Y la causa no es precisamente que tengan un buen sueldo, o que se lo hayan subido aunque Zapatero prometiera congelarlo. Lo que hay que replantearse, en un país con nuestro nivel de paro, es el hecho de que un funcionario tenga el puesto garantizado. Esta medida podía tener sentido en otros tiempos, y puede seguir teniendolo para determinados cargos, como jueces, fiscales o altos funcionarios para los que esta medida implica un buen motivo para evitar la corrupción y el amiguismo. A día de hoy, puede que este concepto haya quedado totalmente obsoleto para el resto de funcionarios. ¿Debe el Estado garantizar el puesto ad vitam a los futuros empleados públicos?