La moda es la moda, y todo el que puede, o cree poder, se sube a ella como si no hubiera mañana. Y hoy, en Internet, la moda es el Social Media. Hay tres tipos de empresas que se dedican al Social Media: Empresas de comunicación y publicidad: su proceso consiste en Blog (subcontratado) + Facebook (con página de bienvenida personalizada, of course) + Twitter («buenos días», «ya es viernes» y poco más). Empresas de diseño web: igual al anterior, solo que no subcontratan el blog (directamente no hacen nada en él) y ni siquiera dan los «buenos días» en Twitter: se limitan a crear los perfiles y conectarlos desde la flamante nueva Web 2.0 que han diseñado para su cliente. Consultoras de Social Media (agencias de Marketing Online, 2.0, o el nombre que prefieran darse): se dedican a diseñar, lanzar y dirigir estrategias en Social Media, planificando objetivos, generando conversación y conectando al público con las marcas. Se preocupan por intervenir, monitorizar, conectar, compartir, ayudar, conversar…
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Por qué creo que Ultra Violet no acabará con la piratería (aún)
Publicado el 8 de enero del 2011 Leer completoCuando un cretino dirige una productora Hollywoodiense a golpe de llamada a los abogados y de pronto la empresa decide cambiar de rumbo, lo ideal sería desterrar a ese CEO y llamar a otro, más experto en el nuevo ambiente. Pero los productores Hollywoodienses sólo saben hacer cine; lo demás, por lo visto, les queda grande. Hollywood ha decidido crear UltraViolet, un servicio de VoD (más info aquí). En lugar de un servicio, deberían haber creado una plataforma. Una plataforma desde la que, mediante una API cualquiera pudiese crear un servicio que albergara películas y ofrecerlo a los usuarios. Dado que todas las webs que usasen la API tendrían acceso a todo el catálogo, la competencia entre las distintas webs consistiría en mejores sistemas de búsqueda, mayor velocidad de carga, mejores selecciones, mejor ‘entorno social’, etc… La industria del cine tendría que preocuparse de lo mínimo, mientras que el 90% de la innovación tecnológica a lo largo del tiempo sería asumida por otras empresas, las que ofrecerían el servicio web. En realidad no es nada nuevo, es exactamente lo mismo que hacen, a su manera, las actuales páginas «piratas», usando como plataforma y como API el servicio Megavideo. Yo, por ejemplo, antes usaba PelisculasYonkis, pero con el tiempo Cinetube mejoró mucho la manera en que informaba sobre la calidad de la película y cambié de «proveedor pirata». Al final, seguía pagando al mismo (Megaupload) pero obtenía (y obtengo) un servicio mejor. Creo que UltraViolet no acabará con la piratería. ¿Acaso…
Puede que sea la Web 3.0, o la 4.0, quien sabe. Pero es algo que acabará ocurriendo: Internet o una buena parte de él, irá siendo cada vez menos anónimo y menos gratuito. No porque nadie lo imponga, sino por su propia evolución. Hoy he leído dos cosas que me han hecho pensa sobre esto.
Me ronda la idea por la cabeza estos últimos dias del futuro que podrían tener las comunidades online de pago. Quiero investigar un poco el tema. No una red social sin más, sino una comunidad, que incluya las características de una red social pero amplificada con contenidos y herramientas que generen valor suficiente como para pagar por ellas. Se trataría de comunidades ‘vip’, con acceso de pago restringido, sin nada de información de cara al público, inspirada en negocios estilo BuyVip. Al ser de pago, la comunidad tendría que ser temática (moda, negocios, bolsa, baile…) gestionada y moderada por personal que entienda del tema y con una cantidad importante de información y posibilidades. Entrevistas y chats online con personajes importantes en el campo en cuestión, colaboración profesional, conectividad con otras redes sociales, información interesante y constantemente actualizada (agenda de eventos, noticias especializadas…). Si Internet nació como un escaparate (1.0) y se convirtió en una pizarra (2.0), la idea sería crear algo que uniera esas dos cosas (que no sería la web 3.0, porque eso va por otros lares, sino unir lo bueno de ambas etapas). La imagen que tengo en la cabeza es la de un Club: un lugar donde se reúne gente con un interés común, donde una «directiva» promueve una serie de eventos y gestiona y dirige el cotarro, pero luego cada miembro toma o deja lo que le apetece, participa en la medida que quiere y colabora o no según lo que le apetezca. Esto enlaza con…
Hay dos cosas en Internet que odio, y creo que odiamos todos: el primero son los anuncios (desconozco su nombre técnico) que ocupan toda la pantalla nada más acceder a la página, como el de la portada del mundo.es. Accedes a una página de una Web que trabaja a destajo para tener la última exclusiva y haces perder 5 segundos a cada visitante para buscar el botón de cierre, cerrar y esperar a que el bendito anuncio se cierre, que encima le cuesta lo suyo… Lo segundo son los SnapShots: esos cartelitos que a pasar por un enlace te dejan ver la página de destino. Siempre que me he encontrado con estos bichos infernales ha sido para odiarlos. A la velocidad a la que nos movemos hoy en Internet es más rentable hacer click en el enlace y volver atrás que ponerse a mirar en el micro-thumbnail la página a la que iríamos de hacer click. El problema es que entras en una web y te pones a leer. Y resulta que al mover un poco el ratón… ¡Zam! te empiezan a saltar los cuadraditos de SnapShots, hasta que arrinconas el puntero en una esquina para intentar leer a gusto la página. Y siempre que me encuentro con una de estas dos cosas, pienso ¡debería escribir un post sobre esta basura! Así que aquí está…
La web, tal y como la conocíamos, parece que se está evaporando. Los recientes cierres de Soitu y de Geocities (dos servicios que aparecieron en momentos muy distantes, pero idénticos en el concepto de ‘producto gratis’) se unen a ADN.es, lanetro.com, lycos… Al mismo tiempo, los grandes medios de comunicación anuncian que van a empezar a cobrar por parte de los contenidos de sus periódicos digitales. La razón de este cambio, el hilo conductor de todos estos sucesos, no lo sé yo, como no lo sabe nadie, pero se puede ir visualizando. Hay dos realidades que últimamente empiezan a tomar cuerpo, mal que nos pese. El fin del Internet anónimo, y el fin del Internet gratuíto. Estos dos conceptos han sido la base de lo que hoy es Internet, para lo bueno y para lo malo.
Internet es gratis. Así de claro. ¿Por qué comprar una canción si puedo bajarmela gratis? ¿Por qué comprar u programa si tardo menos en piratearlo? La cultura de lo gratis se ha adueñado de Internet, hasta el punto de que cambiará, cuando las discográficas se percaten (como han hecho los desarrolladores de software) el modelo de rentabilidad de muchos negocios. Jesús Encinar, CEO de Idealista, tiene un post muy interesante en torno al modelo freemium. Sin embargo, Internet aún tiene mucho que caminar. Y hay algo que siempre será de pago: un buen servicio. Algo que me sea útil, necesario. Rapidshare, por ejemplo, es una de las pocas cosas que uso bajo pago en Internet. Porque me sirve, lo uso constantemente y me hac la vida más fácil (y más rápida). Por los servicios sí que se paga, y de buen grado. Idealista, infojobs o AdWords son también pruebas de ello. Creo que ese es el futuro empresarial de Internet. Servicios. Aplicaciones que hagan más rápido, fácil y global un determinado servicio. No me cabe la menor duda. Conforme crezca el ancho de banda se hará cada vez más palpable, y conforme crezca el bolsillo de la generación de los llamados ‘nativos digitales’ se hará cada vez más rentable. Por eso creo que Internet será rentable en la medida en que ofrezca un servicio. Independientemente de lo que haya alrededor (freemium, publicidad…) rentabilizará en la medida en que ofrezca un servicio. Y rentabilizará mucho, sobre todo cuando todos esos que…